750 grammes
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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 14:09

LA HISTORIA DE LA ... Por: Christian Gómez Puente - A menudo cuando hablamos de un país, tenemos la necesidad de asociarlo a una imagen. Así cuando se habla de Francia se nos aparece la Tour Eiffel o lo mismo nos ocurre con Inglaterra y el Big Ben, Italia y el Coliseo, E.E.U.U y la estatua de la libertad y un largo etcétera.


Pero, ¿con que asociamos Brasil?...   Bueno, ya esta. Si lo primero que has pensado es en Ronaldhino y la selección canariña, estás equivocado. Si por el contrario tu amplio conocimiento cultural te ha permitido asociarlo al Cristo de Corcovado está mejor la asociación.    ¿Pero acaso no te has dado cuenta que estás en un panel de bebidas? Efectivamente, si tu eres uno de los pocos que ha pensado al instante en esa bebida helada de color verde-amarillento, creada a partir de Cachaça, estas actualizado. Y si todavía no sabes de qué estoy hablando es nada más y nada menos que del cocktail veraniego y carnavalero por excelencia, la Caipirinha.

La historia cuenta que la Cachaça se destiló por primera vez en 1532 tras la introducción del azúcar de caña en Brasil procedente de las islas Madeira portuguesas, por los colonos de esas tierras. En Brasil se producen más de un billón de litros de cachaça anualmente, comercializados bajo el nombre de más de 4.000 marcas distintas. Todo esto convierte a este aguardiente de azúcar de caña en la bebida nacional de Brasil. Sé que más de uno se habrá sorprendido pensando que este honor lo tenia el Guaraná.  


La Caipirinha, es un combinado excelente sobretodo para el verano, que recomiendo probar a todo ser vivo del planeta. Es una de las mezclas mejor logradas que existen y su preparación pese a que requiere algo más de tiempo de lo habitual, promete resultados extraordinarios. Poneros una camisa chillona, esas bermudas playeras que tienes guardadas en el armario y prepararle esta suculenta bebida a todos tus conocidos un fin de semana playero.  

 

Receta Original - Se prepara con lima, cortada en trozos medianos, y dos cucharadas de azúcar amarelo (azucar de caña), mezclado y exprimido mediante un mortero. A esta mezcla se le añade hielo picado, entre 2 y 5 cl de cachaça, y más hielo picado.  


Receta Comercial -
Para la preparación de un delicioso vaso de la bebida se corta un limón (variedad Tahiti) sin pelarlo, en trozos de tamaño mediano, después se le añaden una o dos cucharadas de azúcar blanca o refinada, los trozos del limón son livianamente exprimidos, generalmente con un mortero de madera diseñado para tal función. Después se le vierte a la mezcla el hielo previamente despedazado en trocitos o cubitos, entre 20-50 ml. de cachaça y se agita.   Se suele presentar con pajitas, ya que el secreto de la caipirinha está en beber desde abajo, pues todo el jugo de la lima o el limón y el azucar queda ahí y poco a poco se va mezclando con la cachaça. Beber sin pajita no es recomendable, pues el sabor no es el mismo, arriba queda toda la cachaça sin diluir y está bastante fuerte

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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 06:14
Por: Jaime Ariansen Céspedes - Instituto de los Andes 

 


EL CICLÓN DEL CARIBE -
En la misma escalinata del avión, en mi primera visita a Cuba, pude sentir el encanto del Caribe. La brisa se mecía entre las diferentes tonalidades del intenso azul del cielo y el mar. Complementaba el cuadro una brillante luz de pleno sol, que lo alumbraba todo con dorado resplandor.


Creo que venía predispuesto para disfrutar del placer de la naturaleza, influenciado por el Almirante de la Mar Océano, don Cristóbal Colón, quien fue el primero en entusiasmarse con esta isla al calificarla como "el lugar más hermoso que ojos jamás hayan visto".


El primer capítulo de la historia del Daiquirí, sabroso y sensual cóctel, fue escrito en medio del mágico encuentro de dos mundos diferentes, en 1493, cuando los embajadores del placer intercambiaron la transparencia de las volutas del tabaco por el ardiente dulce de la caña de azúcar y por supuesto, su hijo predilecto, el ron, el verdadero ciclón del Caribe.


La gente de Cuba es entrañable, los buenos amigos se encargaron de que mi estadía, con fines académicos, fuera realmente inolvidable. Recorrimos literalmente de palma a palma "La Habana Vieja", y a través de sabios relatos pude transportarme a finales del siglo XVIII, en pleno barrio de Monserrate, al lugar del más famoso bebedero de todo el Caribe: "La Piña de Plata". Dos arcos de sillar nos señalaban uno la calle del Obispo y el otro a la calle O'Reilly, en medio una hermosa plaza donde se lucía con sus puertas abiertas, en clara señal de amistad, este famoso lugar, ofreciendo a los sedientos jugos, infusiones y un incomparable trago del ardiente ron.


Con el paso de los años, en 1771, vino la época del hielo. Don Francisco de Arango y Parreño presentó una solicitud para traer a esta bella ciudad la maravilla del frío, "para que los habaneros puedan gozar cabalmente del clamoroso estío". El señor Gobernador, Marqués de Someruelos, aprobó la iniciativa. Primero se lo importó desde Veracruz y Boston, pero en 1805, el "rey del hielo", el gringo Tudor, obtuvo el monopolio de su fabricación en Cuba. Los alegres bebedores de ron comenzaron a probar las alternativas con el nuevo y frío elemento, compitiendo con sorbetes, nieve endulzada y helados. La Piña de Plata estaba en todo su esplendor.

 


A mediados del siglo XIX, en pleno Paseo del Prado, reinaba Cecilia Valdés, otro mito trascendente, una sensacional mulata con cuerpo de guitarra que fue símbolo en el proceso de abolición de la esclavitud. Me explicaron que su memoria romántica y ardiente se conserva intacta en la formula del Daiquirí.


Estaba naciendo la "cubanía", con sus acentos de piel morena, criolla, sonora, con ritmo,  sandunga y tumbao, en medio de un multicolor abanico de frutas tropicales, canistel, anón, mamey, hicaco, guanábana, guayaba, piña, que hicieron la delicia de la naciente heladería. Cerca, expectante y atento, el ron estaba dispuesto a mezclarse en horchatas, batidos y refrescos para crear una gran variedad de exóticas bebidas.

 


En el año 1896, en Daiquirí, un paraje del oriente cubano, trabajaba un joven ingeniero americano llamado Jennings Cox, que en sus horas libres mezclaba todo tipo de ingredientes con el ron, buscando una formula especial para su gusto. Hasta que dio en el clavo con la simpleza del jugo de limón, azúcar, hielo triturado y bastante ron. Finalizó sus ensayos, había encontrado el rum sour ideal.


Un ingeniero minero de origen italiano, Giacomo Pagliuchi, entonces capitán del ejército libertador, se encargó de bautizar este cóctel como "Daiquirí" y llevarlo como un preciado elemento de su valija a la ciudad capital.

Otro capítulo paralelo a esta historia lo escribieron los soldados del ejército libertador, en sus guerras contra el ejército colonial español, ya que bebían con frecuencia una combinación de ron y limón a la que llamaban "Cancháchara". En 1898, las tropas norteamericanas del general Shafter desembarcaron en la zona sur y oriental de la isla, cerca de la playa Daiquirí y cuenta la tradición que el mismo general Shafter comentó que lo único que faltaba a la bebida de los patriotas era hielo, por supuesto muy difícil de conseguir en pleno campo de batalla. Ellos uniformizaron el nombre de esta combinación al llamarlo simplemente "Daiquirí".

 

A comienzos del siglo XX, La Habana es una hermosa ciudad, fina en arquitectura, de exquisita herrería barroca y una tremenda fuerza de cromatismo en sus paredes. En la bulliciosa calle del Obispo, atrae a las lindas de siempre La Piña de Plata. Mi amable guía me describe una escena de la época, cantando una dulce melodía... "habanera... que es un grito de espuma en la acera... la que huele a naranja y hierbabuena, la que tiene los pies de paloma y sabrosos, densos y gruesos, como dulce de coco, los besos... es su boca de púrpura y nata, un refresco de piña y horchata, tamarindo y almendra que perfuma la vida cubana...".


La venerable Piña de Plata está de aniversario, una centuria no pasa en vano, el viejo bodegón ya es una moderna "cantina" donde de sirven sofisticados cognacs, finos vermuts y perfumadas ginebras, pero su especialidad son los "compuestos" de fino ron, donde destaca el "Draque", en memoria del corsario más osado de toda la hermandad de los piratas del Caribe, Francis Drake, que por supuesto, en espíritu, los visitó numerosas veces.


Como centro de los festejos del centenario hay que hacer algo especial, muy especial... los propietarios le cambian el nombre al bar, eligen "La Florida", en clara alusión al pantanoso territorio español de Norteamérica que entonces dependía administrativamente de La Habana y abandonan su dulce estirpe de fruta fresca y argento. El común de las gentes lo bautiza con un diminutivo cordial: "El Floridita".


En 1913, en el bar del cercano Hotel Plaza, el cantinero español Emilio Gonzáles también ofrece a sus clientes "Daiquirí", según muchos es el mejor de La Habana. Quieren hacerle justicia al célebre "Maragato", que es el apodo con que se le conoce a Emilio en el ámbito de las barras, preparados y cócteles.


En 1914, llega al "Floridita" otro español, el cantinero catalán Constantino Ribalaigua Vert, natural de Lloret del Mar y poco después otro buen profesional, el chef francés Jan Lapont. Ambos le dan categoría y modernidad al local. Parroquianos de los cinco continentes admiraban la destreza de Constantino que en la barra con rítmico y enérgico batido mezclaba diversidad de licores y refrescos.


Solo unos años después, en 1918, encontramos en la puerta del Floridita, sonriente y satisfecho, al nuevo propietario. Está disfrutando el paso del tranvía que lo saluda con su acompasada campanilla... "Buenos días, Constantino... ¿le ha ido bien a este pescador español?"


Constantino Ribalaigua es sagaz, sabe que necesita algo especial, que lo distinga de todo otro lugar, lo llama estilo propio para "tomar el día". Él conoce todos los secretos de la barra, por lo tanto la respuesta está allí y no tarda en encontrarla. 


Con ayuda de su máquina de moler hielo marca Flak Mak, recién traída de los Estados Unidos, pica hielo, lo conserva en una caja con aislante y huecos en el fondo para mantener seca la nieve. Lo junta en una batidora con una onza y media de ron blanco, una cucharadita de azúcar, 5 gotas de marrasquino, el jugo de medio limón y lo sirve en una especial copa de boca ancha previamente helada. Ha puesto su sello al famosísimo "Daiquirí Floridita", que dará la vuelta al mundo de la mano de famosos de todos los sectores.

 

Después, una serie de estrellas de cine, de intelectuales y políticos, todos difusores vienen a Cuba y luego al Floridita a tomar Daiquirí. No podemos dejar de mencionar en primer lugar al Nóbel Ernest Hemingway, que dice de su infaltable cóctel, de todos los días: "esta bebida no puede ser mejor, ni siquiera parecida, en ninguna parte del mundo". Ocupa durante 20 años la misma butaca del bar, hoy separada por una cadena y enfrente servido, esperándolo, un fresco Daiquirí a la moda Hemingway. Es decir, doble medida de ron, sin azúcar, un poco de jugo de toronja, el jugo de medio limón y para coronar la cascada de hielo frapé y media cucharadita de marrasquino. Salud con Usted Don Ernesto...

jaimeariansen@hotmail.com      

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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 05:31

Cócteles accidentales: El San Francisco

san-francisco-131107-01.jpgCuenta el cotilleo urbano que en 1970 y esa cuarta ciudad californiana estadounidense, la de los Levi's, beatniks hoy cenizos y frenético gold rush, el dueño de un bar penetrando matutinamente en su establecimiento, descubrió estupefacto a su empleado completamente borracho y roncando tras la barra. Indignado y sacudiendo al sujeto, le pidió explicaciones.


El imaginativo barman, para salvar el puesto, recurrió al mote de su ciudad, la que "knows how" y soltando un farol, contestó sin reírse que "...estaba esperando los colores del alba ... para inmortalizarles en un cóctel que le haría famoso".

san-francisco-131107-02.jpgLo demostró en un santiamén, realizando un mix de cromática flashy internacionalmente conocido, faltaría menos, como "San Francisco".


El combinado se gesta en el shaker refrescado, mixando 1/2 cl. de jarabe de granadina, 15 de zumo de naranja natural, 5 de vodka de calidad y 3 de jugo de plátano.

 

san-francisco-131107-03.jpgVerter en un vaso "tumbler" (tubo, unos 25cl.), cuyo espacio, en parte rellenado de hielo, permite refrescar integralmente los long drinks, caso que nos ocupa. Tocar de una cereza confitada y degustar con los preceptivos aperitivos, para evitar el inevitable subidón.

Otra variante para tastemakers enrollados es la Tequila Sunrise, donde la vodka está sustituida por ese licor mexicano.

Para adquirir la apelación de origen controlada de tequila, el brebaje debe ostentar 51% de agave azúl, suculenta creciendo en la región sinónima del Estado de Jalisco.

Bebida nacional del país de las rancheras, el manjar se obtiene mezclando el mosto fermentado de la piña de la planta con jarabe de maíz o caña de azúcar. Elaborado con jarabe de agave sabiendo a caramelo, pasa a llamarse mixto y es delicioso

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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 05:25

Lo mismo que pasó con las máquinas de café ahora pasa con las bebidas en general, ya existe un robot-bartender toma las órdenes de bebidas, cocktails y tragos en general. Se denomina MyFountain y es el primer robot-bartender totalmente automatizado.

Atrás de ese look de cafeterá gigante, se encuentra un refrigerador que posee 12 tipos diferentes de bebidas alcohólicas y mezclas pre-hechas, en la parte superior se encuentra el cerebro de este robot-bartender impulsado por una computadora Windows XP, desde allí podrás añadir nuevos tragos o compartir tus fórmulas para realizar las bebidas más exquisitas.Su precio es de unos aproximados $2.575 dólares

Robot Bartender

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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 05:21

El día después de una juerga

JAVIER DE LAS MUELAS. - 20 Minutos. ES.
  • Nació en París en 1921 en el Harry’s Bar .
  • El tronco de apio se empezó a añadir en los 60.
  • Lleva vodka, zumo de tomate, zumo de limón, tabasco, salsa Perrins, sal de apio y pimienta.
Nació en París en 1921 en el Harry’s Bar. El nombre de Bloody Mary era también el apodo de María Tudor, reina de Inglaterra durante un breve pero sangriento periodo de tiempo (1553-1558).

Según los norteamericanos fue creación del barman del St. Regis Sheraton de New York, que tuvo la feliz idea de combinar vodka con zumo de tomate, durante una fría noche de invierno de 1920. Mientras el barman le añadía el resto de ingredientes, la clientela lo iba bautizando con diferentes nombres, a cual de ellos más sangriento y ocurrente; más dignos del Krueger Hotel del Tibidabo que del mundo de la coctelería.

Al final se eligió el de F.L. Petiot, que tal era el nombre del susodicho barman, el de Bloody Mary en “homenaje” a una novia que le había abandonado.

Otra versión nos sitúa su lugar de nacimiento en el Harry’s New York Bar de París, en 1921 Pete Petito mezcló zumo de tomate, vodka, sal, pimienta, y salsa Worcestershire, y lo bautizó con ese nombre en homenaje a la actriz Mary Pickford.

El apio fue usado como removedor por primera vez en los años 60

El añadir el tronco de apio sucedió en los 60, cuando un cliente del Hotel Ambassador recibió en la habitación su Bloody Mary sin el ’stick’ removedor, no teniendo nada más a mano de una bandeja de ensaladas cogió el apio utilizándolo para remover. A partir de ese día no hay barman que se precie que no lo incorpore.

Se prepara en vaso mezclador: añadimos una copa de vodka Grey Goose, unos 150 cl. de zumo de tomate, una cucharada de zumo de limón, golpes de tabasco y salsa Perrins, sal de apio y pimienta. Removemos bien y servimos en vaso de long drink mediano. Decoramos con un tronco de apio.

Es un cóctel idóneo por su carácter reconstituyente, para, tras una noche de fiesta, tomar el día después. Uno ha de tener en cuenta que el mejor momento para preparar un Bloody Mary nunca es nuestro mejor momento.

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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 05:19


NICOLE CACHO. MÁLAGA
Desde hace ya muchos años, el casco viejo de Málaga ha sido punto de encuentro para los ´seres nocturnos´: dícese de aquellas personas que, al caer el sol, salen de sus ´escondrijos´ –lugares de trabajo, centros de estudio o casas– con sus mejores galas para pasar un rato divertido con amigos, música y una copa en la mano. Los vecinos del centro pueden atestiguar esta ruidosa costumbre, que ha conseguido que ´convivan´ varias generaciones en los mismos locales de marcha sin que los más jóvenes se avergüencen. Bueno, en ocasiones, pues la pachanga no mezcla bien con el reggaeton por mucho que se intente.

Pero, como dice la norma del empresario, ´renovarse o morir´. Y alguno ya lo ha hecho, ofreciendo a los malagueños una nueva forma de salir de juerga: con un cóctel en la mano. Y es que, en contraluz de los locales nocturnos de suelo de baldosa, merchandising como elemento decorativo en las paredes y barra para la supervivencia tan típicos del centro, están renaciendo unos negocios que apuestan por la sofisticación y por ofrecer a sus parroquianos algo más que un simple whisky o un cubata. Una tendencia, que ya está consiguiendo sus adeptos y que, en cierta manera, tiene su origen en las terrazas de los hoteles del centro, cada vez más llenas. Algo que atestigua Gabi Quesada, el responsable de la terraza del Hotel Larios (Room Mate). "Empezamos a organizar eventos en las noches de verano en 2003, y se convirtió en referente, me atrevería que a decir, internacional", explica Quesada que, pese a que por las ordenanzas de ruido ha tenido que bajar considerablemente el volumen de su música, reúne los fines de semana en su terraza a un gran número de clientes dispuestos a disfrutar de las impagables vistas que ofrece la terraza y de una bebida más elaborada.

Lo mismo pasa con los otros grandes hoteles del casco viejo. Mientras el director del AC Málaga Palacio, Jorge González, apuesta por una cena en el envidiable ´pool deck´ del hotel antes de iniciarse por probar las ofertas ´agitadas´ con coctelera, el Molina Lario programa todas las semanas en La Piscina Lounge desfiles de moda y sesiones de música en su ático, según cuenta Lourdes Grau, responsable del Gallery. Eso sí, hay que recordar que una copa con glamour tiene su precio.

A pie de calle. Para los malagueños con miedo a las alturas están las coctelerías a pie de calle. Recientemente abierta está El Casino, en la calle Pedro Toledo. Un local de mucha capacidad que ha sido reformado por uno de sus dueños, Juan Ignacio Guerrero, que quiere convertir este emblemático bar en un negocio que dure "toda una vida".
Y para ello, ha decidido abrir todos los días de 15.00 a 03.00 (incluido los domingos), ha puesto a un experto y perfeccionista de cócteles detrás de la barra y en pocos meses ya tiene "parroquianos satisfechos a pesar de la crisis", como declaró a este periódico. También están las coctelerías más pequeñas: La Coctelería de calle Moreno Monroy –con unos cócteles de whisky que quitan el sentido– y Boss, en la calle Duque de la Victoria, cuyo dueño Fernando Gandarias presume de ser el coctelero que ofrece los mejores Dry Martini de la ciudad.

"Es el cóctel más simple, pero en muy pocos sitios se prepara como es debido", afirma Gandarias, que ofrece por otra parte una selectiva carta de bebidas alcohólicas de marcas de lujo. "Se consume más la exclusividad que los cócteles", afirma.


Manhattan en mitad de Málaga.
El cóctel estrella de El Casino es, sin duda, el Manhattan. Así lo atestiguan los clientes y el dueño, que cuenta que tiene parroquianos que sólo beben este cóctel en su establecimiento. Y no es de extrañar, pues el coctelero prepara con tanto cuidado y mimo esta bebida que da hasta pena bebérsela. Fría, roja y en vaso de Martini, es un cóctel refrescante. Un trocito de Manhattan en Málaga.

Dry Martini: clásico y elegante.
Lo que más se vende de la carta de cócteles del Hotel Larios, según Gabi Quesada, es el Dry Martini, "un clásico", a la vez que una bebida muy glamourosa. "Todo el mundo cree que se está bebiendo Martini, pero lo que más tiene es ginebra", asegura el responsable de la terraza. "James Bond hizo mucho por los Dry Martini", bromea Quesada, mientras pide a su coctelero que haga uno como se debe hacer en su terraza: con ginebra Larios de 12 años.

Un Cosmopolitan con vistas.
La directora del Hotel Molina Lario, Lourdes Grau, cuenta que los Mojitos y, sobretodo, los Cosmopolitan son los cócteles que más éxito tienen en la terraza del Gallery, que cuenta con unas vistas fantásticas. "Quizás sea por la serie ´Sexo en Nueva York´ o por nuestro coctelero excepcional", bromea Grau, que asegura que el Cosmopolitan de su terraza se hace al "auténtico estilo estadounidense".

Una bebida con mucha historia.
Hay pocos que saben cuál es el secreto del cóctel Málaga Palacio, y para ello se tuvo que llamar precisamente a uno de los expertos cocteleros, por cuyas manos pasan casi todas estas bebidas. Zumo de naranja, zumo de piña, un chorro de limón, ron, licor de banana, granadina y azúcar son los ingredientes del Málaga Palacio, que lleva sirviéndose casi desde la fundación del hotel en el año 1966.

El Trovador, la tradición viviente.
Ha sobrevivido al cierre del Ricardo (calle Larios) y al del Cantor de Jazz y, junto con Puerta Oscura, El Trovador es uno de los bares clásicos del centro de Málaga. Para los más tradicionales, Jose Larrosa lleva desde 1980 al frente de El Trovador (abierto desde 1962) y comenta que, aunque ya pocos lo piden, está dispuesto a servir el cóctel-firma del local: licor de whisky con melocotón.
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6 marzo 2010 6 06 /03 /marzo /2010 05:16

Asunto: COCINA DE AUTOR Presenta MIXOLOGIA MOLECULAR

Una nueva tendencia en la coctelería moderna ha puesto la metodología y las técnicas científicas del laboratorio sobre la barra. Descubre cómo manipular la materia para crear nuevos sabores, sensaciones, texturas y efectos visuales para deleite de los bebedores

MIXOLOGIA MOLECULAR
Presentando al experto bartender Angel Chocano

Jueves 29 de Octubre / 3:00 PM

Carta:

Piña Colada Crocante
Pisco Sunrise Molecular
Mojito Molecular en 2 Texturas
Planter Punch Molecular con frutas en suspención
Perú Libre Molecular

COCINA 106 / CUPO LIMITADO / UNIFORME INDISPENSABLE / Inscripciones en RECEPCION
INSTITUTO DE LOS ANDES / Calle "El Sauce" 235 Rinconada - La Molina / Telf: 368-2537 / andes@institutodelosandes.com

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